
| Mª Adela Díaz Párraga |

Dice una tradición medieval, que allá por el 800, el
ermitaño Pelayo, vio unas luces en el cielo, señalando un lugar del bosque
Libredón, que avisó a Teodomiro, Obispo de Iria Flavia, y que tuvo lugar el
descubrimiento del cuerpo del Apóstol Santiago el Mayor. ¿Historia o leyenda?
Una ni quita ni pone, pero lo cierto es, que el rey Alfonso II de Asturias,
mandó edificar allí una iglesia, que fue el antecedente de la actual Catedral.
Le vino muy bien a sus politiqueos, pero la iglesia se alzó sobre lo que había
sido un poblado romano, y que alrededor de ella, se fue formando la actual
Santiago de Compostela. Pero la tierra había albergado gentes desde los más
remotos días de la prehistoria, a la cultura castrense, a los romanos, a los
suevos, y los que faltaban por llegar.
El poblado romano, que estuvo allí desde los siglos I al V,
mantuvo luego la necrópolis, que al fin se convirtió en cantera hasta el siglo
VI, y en el IX, apareció el cuerpo del Apóstol. En documentos del IX, X y XI,
se la llamaba Arcis Marmoricis, y también Locus Sancti Jacobi, Lugar de
Santiago. Lo de Compostela, es de Campus Stellae, el Campo de la estrella, por
las luces que señalaron donde estaba el Apóstol. En 915, Ordoño II le concedió
un privilegio por el que cualquier siervo que estuviera en ella sin ser
reclamado, se convertía en hombre libre y podía vivir en Santiago. El primer
habitante en el 955, fue un extranjero, Bretenaldo Franco. En el 969, la
fortificó Sisenando II, con una muralla que rodeaba la iglesia, y en 997 la
destruyó Almanzor, respetando solo el Sepulcro. La rehicieron, y a mediados del
XI el Obispo Cresconio, levantó una nueva muralla y fosos, y la convirtió en
Sede Episcopal. Los obispos han sido sus señores feudales, y en ella se
coronaron reyes de Galicia y de León. En ella tuvo lugar el levantamiento que
acaudillaba Alfonso Suarez de Deza, padeció la peste negra, e hizo frente a los
normandos. En 1181, se celebró el primer Año Santo Jubilar Jacobeo, por una
Bula del Papa Alejandro II.
Desde 1985, Santiago es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco,
y con Roma y Jerusalén, comparte el peregrinaje del mundo cristiano. Su Camino de
Santiago, ve transitar cada día millares de peregrinos, y en cuanto a su Santo Patrón,
lo es también de España, algunas instituciones han intentado en varias
ocasiones quitarle o compartir el Patronazgo, lo que se ha evitado gracias al
buen hacer de su Cabildo.
Con Santiago hay que tener un encuentro en solitario,
saboreando cada rincón, empapándote en su historia milenaria, pero si me dejan,
les enseñaré algunos de sus lugares más emblemáticos. Empezando por la
Catedral. Una belleza de piedra tallada, destino final durante siglos de miles
de peregrinos, que llegan a través del Camino. La levantaron en estilo románico
en 1075, siendo Obispo Diego Peláez, y se consagró en 1211; con el Arzobispo
Diego Gelmírez, y se convirtió en Metropolitana en 1120. Sus prodigiosas
fachadas se abren a grandes plazas, como la del Oeste u Obradoiro, que está en
esa plaza. Se hizo en el XVIII, en estilo barroco, para proteger de las
inclemencias del tiempo la vieja fachada medieval. Todavía se conserva la
escalinata de entrada y sus torres románicas. La de la derecha o de las
Campanas, se debió aprovechar para completar la de la izquierda o Carraca. En
lo alto el Apóstol Santiago, y un poco más abajo sus discípulos Teodoro y Atanasio,
todos vestidos de peregrino. María Salomé,
su esposo y varias imágenes de Santos. También su claustro es espectacular.
Bueno, iglesias y monasterios dignos de verse, hay muchos.
La de Santa María Salomé, del siglo XII, pero que la reformaron en el XVIII, y
tiene un campanario barroco. La Capilla de las Ánimas, del XVIII, con una sola
nave, capillas laterales, y el presbiterio con la Capilla Mayor rectangular. En
el casco viejo, está el Convento de San Francisco del Valle de Dios, que se remonta
al siglo XIII. El Monasterio de San Paio de Antealtares, que es el convento de
las Pelayas. Lo hicieron a la vez que la Basílica, y en su fachada, hay una lápida
que recuerda a Los Literarios, de los que les hablare ahora después. Buenos retablos
barrocos, y un órgano del XVIII; en él se celebran conciertos de música
barroca. Monasterio de San Martín Pinario, cuya fundación se remonta al siglo
XI. El actual es de estilo barroco, y tiene un claustro procesional muy
interesante, lo mismo que la cúpula y el crucero conventual del XVII, y un
espectacular retablo barroco presidiendo el presbiterio.
Pues como les decía, la Catedral se abre a la Plaza del
Obradoiro, el corazón de la ciudad, que se llama así, por el taller u obrador
de canteros que había en ella, mientras duraron las obras de la Catedral. En el
centro, está el kilómetro 0 de todos los caminos que llevan a Santiago. Y
jalonándola, hermosos edificios. El Palacio Gelmírez, del siglo XII, una de las
más bellas muestras de la arquitectura románica civil. En el comedor, una
bóveda que descansa sobre ménsulas, representa un banquete de la época. Tiene
una gran cocina con despensa, y los dos pisos de arriba, pertenecen al
Arzobispos, que pueden pasar por ellos directamente a la Catedral. El Palacio
de Rajoy, que mandó levantar en el siglo XVIII, el Arzobispo Bartolomé de
Rajoy, dedicándolo a varios menesteres. En él se albergó la Casa Consistorial y
la Cárcel. Fue Seminario de Confesores, a los que llamaban lenguajeiros porque
hablaban varios idiomas, y eran los que atendían a los peregrinos. Y residencia de los Niños del Coro de la
Catedral. Es de etilo neoclásico, y en su fachada porticada, se ven pilastras
gigantes, balconada y cornisa con frontón, donde se reproduce las Batalla de
Clavijo, todo ello, rematado con la imagen de Santiago Matamoros.
Y salpicando toda la ciudad, casonas que son historia. La
Casa da Parra, del siglo XIII, que se llama así porque en su fachada hay una
vid en relieve. En el tejado se puede ver la típica chimenea compostelana
barroca. La Casa Canónica o de La Conga, que en sus comienzos fue vivienda de
los canónigos. No dejen de admirar en la planta baja, la logia o soportal, y su
hermosa chimenea. La Casa del Cabildo, del XVIII, una de las más bellas obras
del barroco compostelano. Sobre la cornisa la urna y estrellas, y gárgolas
rematando las esquinas. Está en la
Plaza de Praterias, que comparte con la hermosa fuente barroca de los Caballos.
La Casa del Deán, que fue teatro y sala de cine, el Yago. La Casa-pazo de
Bahamonde, del XVII, alberga el Consorcio de Santiago. Tiene un curioso
llamador en la puerta de entrada. La verdad es que son innumerables, así que
mejor los dejo que las vayan descubriendo.
Algo que no se pueden perder, es el Hostal de los Reyes Católicos,
que se construyó en 1486, en tiempos de estos Reyes, como Hospital de
Peregrinos. Una hospedería que mandaron hacer los Reyes, con los dineros que
sacaron en la conquista de Granada, y los Papas otorgaron Privilegios a los que
colaboraran en su construcción. Es de estilo renacentista plateresco, y en su
fachada se ven Adán y Eva, varios santos, los Doce Apóstoles, los escudos de Isabel
y Fernando, y ángeles tocando instrumentos musicales. Una reja bellísima en la
Capilla, y cuatro patios renacentistas y barrocos.
Y por supuesto, el Colegio de San Jerónimo, que fundó en el
siglo XV, el Arzobispo Alonso III de Fonseca, para hospital y residencia de
estudiantes pobres. Su portada de estilo románico, perteneció al
viejo Hospital
de la Azabachería, y tiene las imágenes de Santiago, San Pedro, San Juan, San
Pablo, San Francisco, San Mauro, y el escudo de su fundador. Ahora alberga el
Rectorado de la Universidad.
Les queda mucho por ver. Como la Plaza de Abastos, que es
uno de los sitios más visitados, y que es una de las cinco más importantes de
España. La actual que hicieron en 1941, se apoya sobre la vieja de 1870. Antes
les mentaba a Los Literarios, pues ese es otro nombre de la Plaza de la
Quintana, en honor a los estudiantes que hicieron cara al propio Napoleón. La
plaza está separada por una escalerilla, la parte de arriba es la Quintana de
Vivos, y la de abajo, la Quintana de Mortos. El nombre de Quintana se daba a la
puertas o plazas, delante de los cementerios. El Arco de Mazalejos, el único que
queda de la muralla. Por él entraban en Santiago los vinos de Ribeiro, y ahora
los peregrinos que llegan por la Vía de la Plata. Y está la Universidad que le
da a la ciudad un vidilla alegre y bohemia. Sus orígenes están en el Estudio
Viejo, que fundó Lope Gómez de Mazoa en 1495.
Y todavía no les he hablado de los manteles. Que son la
gloria bendita. Los reyes, el pulpo a la gallega, o, de cualquier manera, la
empanada compostelana y la Tarta de Santiago, esa delicia pecaminosa de
almendras, que se enmascara con la Cruz de Santiago. Vieiras gratinadas, caldo
de grelos, todo un abanico de pescados y mariscos… Y es que Galicia, es comer
bien y comer mucho.